martes, 26 de junio de 2012

CUANDO TE INVENTO


CUANDO TE INVENTO

Quito, 25 de Junio del 2012


Y después de algún tiempo de no verte, de guardarte en mi memoria como un sueño no alcanzado, te apareces de la nada, me tomas de la mano, me robas unos besos, y luego te vas. Cruzas el océano y quién sabe si de aquí en algún tiempo me devuelvas esos  besos.

Y ¿que fue eso? Eso ni siquiera llegó a ser un sueño, porque lo sueños duran toda la noche y hasta el amanecer. Esto más bien fue solo un breve momento en el tiempo infinito. Un abrir y cerrar de ojos, y ya no estás...

Pero ¿se acabo realmente? porque cuando te repaso en  mi mente, te vuelvo a vivir. Es que cada vez que me antojo, viajo a ese espacio vacío  en donde te recuerdo, y no solo te recuerdo sino que te invento.

Nos invento en el París de poetas y artistas. Nos invento caminando tomados de la mano. Nos invento divagando en alguna calle estrecha que conduce a un viejo café. Nos invento riendo, jugando y  viviendo. Nos invento respirándonos, palpándonos, sintiéndonos, amándonos.

Y es que esto de inventarte tiene su técnica y lleva su tiempo. Al punto de que ya no sé si estoy viviendo el aquí, o estoy  allá inventándote. O tal vez estoy inventando que te invento, o quizá te inventé desde siempre y me gusta seguir inventando lo inventado.

Y es que vivir inventándonos me sale tan bien, que no sé si prefiero seguirte inventando o esperar a que, tal vez, en algún instante del tiempo infinito, te encuentre otro breve momento.

Mejor te sigo inventando, porque cuando nos invento,  nos hallo riendo, jugando, y viviendo. Y si no te inventara quizá estarías en París aburriéndote de jugar a vivir,  y yo aquí olvidándome de jugar y atándome a una vida aburrida por miedo de vivir jugando a inventarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario